Erase una vez, un
grupo de niños y niñas que tenían como costumbre, acercarse a la orilla de un
rio, a observar sus cristalinas aguas y así
contemplar sus rostros reflejados en ellos, con sus hermosas sonrisas de
inocencia.
Cierto día se
encuentran que sus rostros no se observan y comienzan a mirarse entre ellos,
queriendo encontrar una repuesta.
Se sintieron preocupados al no poder como de costumbre
mirar sus rostros, sus lagrimas comenzaron a brotar , de repente todo se
oscureció misteriosamente como una gran tiniebla que cubría todo su alrededor.
Los niños y niñas, viéndose
atrapados en esa oscuridad, se preguntaban ¿ Es una realidad o nuestra imaginación?
Pero de manera
sorpresiva, ven reflejado en el rio sus rostros cambiados, sintiéndose,
desprotegidos, desnudos, queriendo encontrar repuestas a esos cambios.
Ya no eran esos niños, eran hombres y mujeres, quienes encontraron
repuestas a esos cambios, entendiendo que a través de cada reflejo en el rio o
en las oscuras tinieblas, todo ser:
Verá lo que quiere ver
Oirá lo que quiere oír.
Sentirá lo que quiere
sentir
Y será lo que quiere ser.
Autor: Yelitza
Gómez
Mòdulo: III
Diplomado de Educación de la Sexualidad.
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