Había una vez un lugar solitario en tierras venezolanas, muy cerca del cielo, nació un manantial de grandes y majestuosas cascadas de agua las cuales hacían sentir paz, tranquilidad y encantamiento de aquel hermoso lugar donde se escuchaba el cantar de los pájaros y el soplar del viento, allí todos los días elevaban con su saludo al Sol danzando y cantando una tribu india en la cual vivían bellas mujeres y grandes hombres y niños quienes día a día compartían de forma amena y divertida sus actividades.
Todos los días se levantaban muy temprano para ir a cazar y pescar durante ese tiempo todos se divertían y competían a ver quien lograba hacerlo más rápido, al terminar tanto hombres como mujeres encendían grandes fogatas donde preparaban los alimentos del día, los niños en sus alrededores jugaban.
Al pasar la tarde hombres, mujeres y niños jugueteaban en las cristalinas y cálidas aguas de la cascada Caru agradeciendo a su majestuoso manantial con recital de canciones.
El Sol salía muy temprano, las bellas mujeres de la tribu y los grandes hombres y niños rendían tributos a la madre tierra y amanecían con sus rostros llenos de felicidad, los pájaros deleitaban y revoloteaban con su cantar, al igual las cascadas y el viento reflejaban su resplandor en el bello atardecer….
Autora:
Yelitza Suarez
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